El monstruo se incorpora
Aunque el tiempo
Aunque rechine el viento
corren en mis carnes
piernas de otro tiempo
Explorando mis reductos
(tugurios de mí)
Estoy muerto
sangrando en blanco y negro
no te preocupes,
no sería la tercera vez
No me mires con esos ojos frescos
que mienten,
que huelan tus ojos francos
como suburbios en madrugada
con olor a pan tibio.
Llega el barranco
ese reborde áspero,
esa grieta
dura como el golpe
de la navaja con el hueso,
justo cuando advierte
haber atravesado la carne
tan permisiva
y haber llegado insidiosa
al fondo del abdomen.
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