martes, 25 de octubre de 2011

Penuria.

El monstruo se incorpora
Aunque el tiempo
Aunque rechine el viento
corren en mis carnes
piernas de otro tiempo
Explorando mis reductos
(tugurios de mí)

Estoy muerto
sangrando en blanco y negro
no te preocupes,
no sería la tercera vez
No me mires con esos ojos frescos
que mienten,
que huelan tus ojos francos
como suburbios en madrugada
con olor a pan tibio.

Llega el barranco
ese reborde áspero,
esa grieta
dura como el golpe
de la navaja con el hueso,
justo cuando advierte
haber atravesado la carne
tan permisiva
y haber llegado insidiosa
al fondo del abdomen.

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