jueves, 30 de junio de 2011

Ni muerto ni glorioso.

Soy vulgar y vulnerable,
tengo que abolirte,
y tengo que borrarte,
doblar el universo, exterminarte.

Ve, perra crédula, tras un pene
trozo de masa,
tras un pene que te golpee.

O mírame, siente mi mala higiene.
Odiate y enferma,
muere imperfecta.

Escucha al profeta bastardo,
y mófate, búrlate.
Ríe como hiena esquizoide.

Y vive lento, casi muerto.
Vive una bocanada a la vez,
mira tus dedos al revés,
y escribiré con tinta
tu nombre en tu frente,
y el espejo no te verá,
tu propia cara ya no serás.

Estalla tu espejo, tu sangre roja.
Tan liso que percute,
tan simple que acongoja,
tan brillante, lúcido, estéril.

No descuides a la muerte,
envuelvete en madera,
devuélveme a la hoguera,
y enfréntate a la nada.

Besa a un perdedor,
beso embebido en saliva.
Mátalo luego,
déjalo morir en éxtasis,
pero no lo condenes
al existir tedioso
de estar como siempre:
Ni muerto ni glorioso.

miércoles, 29 de junio de 2011

Todo.

Todo lo que había en ese piano
 y no lo imaginaste.

Todas las chispas de tu cerebro
y no lo oíste.

Todas esas ondas en el aire
y no dije.

Todas aquellas cavilaciones
y no hubo música.

martes, 21 de junio de 2011

Postal.

Ingrávido, acéfalo, 
estupefacto, enojado, 
psicótico, antojadizo
me voy.
Fantoche, monigote, 
títere, sotreta, 
te quedas.
El tiempo no pasa... 
El tiempo se va, 
huraño,
odia las puntadas sin hilo.
Prefiero el insulto,
el sabor descarnado
los huesos limpios.
Solo, como
el extranjero Autóctono,
triste, como
el anciano y su cachorro.

miércoles, 8 de junio de 2011

Hipnótico.

EL urinal, hipnótico.
El rostro mongoloide,
hipnóticos los dedos ondulándose.
Hipnótico el dolor encarnado, punzante que dura hasta el desfallecimiento.
Hipnótico el neurasténico yendo de un lado al otro de un cuarto sin ventanas, 

con las paredes plagadas de azulejos blancos y mugrientos.
Hipnótico el vaivén de las corpulencias, hipnótica copulación.
Hipnótica la nausea inútil de las viseras desnutridas.
Hipnótica la sonrisa octogenaria, 

desdentada sonrisa de las encías reblandecidas.
Hipnótico el tono helado de los ojos muertos.