Y Carne no se sacia nunca...
ella es el dedo pulgar del horror.
Tender al canibalismo es ella,
-carne de mi carne-
repito y no en vano
quiero llevármela a la boca.
Ese impulso,
constante y sistemático,
esa postura monstruosa
esa postura monstruosa
esa convulsiva compulsión por devorar
a esa otra esencia
a esa otra esencia
que embriaga en parte al corazón
y, en otra,
somete la razón al desamparo.