martes, 25 de octubre de 2011

Cronos.

Saturno devorando a un hijo
Francisco de Goya, 1819-1823
Este lunes, maldito como todos, también es mi culpa. Veo los ojos negros de vació. Cronos, el viejo barbado, flaco, sólo lleva su piel y pelo. Siempre es tarde, mi espalda está en el suelo, Cronos hincado y bestial desgarra mi abdomen con sus dedos finos, helados, todos carne; me arranca las entrañas a tirones, las engulle muy lento con gesto satisfecho, vuelve a tirar de mi tripa ensañado, en sus ojos ajenos, aún a él mismo, se ve una carencia desmesurada e insaciable, la tripa revienta por el tirón y mis mierdas a medio urdir vuelan, no hacen mella. El último tirón, la última sacudida a mi cuerpo inerte, a mis ojos terriblemente inexpresivos. Se aleja andando sobre su hambre el insatisfecho, el feroz Cronos, el inclemente.

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