domingo, 28 de agosto de 2011

Ahí está él.

Él siempre está ahí
picándote
dando tu cara contra el hierro
fraccionándote
almacenándote y desperdiciándote
ahí está él mirándote
gritándote que estás muriendo
ahí está él y su reloj
poniendo clavos a tu sien
bañándote en sudor
comiéndose tus días
el tiempo te domina
te descoyunta los huesos
y vacía tus vísceras
en una mesa de metal
el tiempo te arranca la piel
y te lame largo rato
antes de tragarte.

La última vez que te vi.

    La última vez que te vi, te vi tras la madera, las rosas caían sobre el cajón. Allá en el fondo del poso golpeando impetuosas, esgrimiendo su orgullo perfumado como si sólo eso bastara. Las manos se quedaban sostenidas un instante con esa mueca de esperanza miserable... raquítica esperanza. Después de unos segundos bajaban, resignando de puño cerrado, lloriqueando entredientes, y refunfuñando volvían al saco negro, y volvían al pañuelo. Se escondían los rostros indolentes tras los velos, y los asistentes no charlaban, no decían que pena, un buen hombre, no se dejó oír la tristeza. Las personas se miraban con recelo. No había amigos esta ves, no había licor, nadie se miró a los ojos, los segundos sonaban como la tierra cayendo encima de la tabla, el reojo cundió esas pocas horas. La algarabía no se presentó, ni la melancolía. No faltó el rencor, ni algún perdido pésame verídico. La última vez que te vi, yo peleé esa tierra incómodo queriendo abrigarte, sin desconsuelo, ni un poco desconforme y sin penas mojando mi pañuelo. Ese día soleado, frío y seco, en invierno, no hubo lágrimas cayendo en aquel suelo al encuentro de tus huesos.

sábado, 27 de agosto de 2011

Del futuro y del tal vez.

Deseo que un día
el mar quisiera llevarme
quisiera un día poder acercarme
a la costa confiado.

Me gustaría tener el poder
de ejercer alguna victoria
a otra luz, en otro color de tiempo,
a otra temperatura de memoria.

Desearía un abismo
más profundo donde caer,
sólo por una vez
saberte a niño nuevo,
abolir este hombre viejo.

Me gustaría mucho,
que iluso,
beberte en un baso largo,
de una botella azul,
esmerilada en el ocaso.

Quisiera contener tu aroma
en cada inspiración,
y poder soltarte lento,
ver como te enrosca el viento
y robar triste ese momento.

Un día me gustaría
dejar la farsa de la alquimia,
y cobrarte toda mía
y tomarte toda tibia.

lunes, 22 de agosto de 2011

humano el titan.

Hay un ejercito de palabras queriendo salir de mis dedos, de mis yemas, queriendo llagarme para siempre el anhelo. Palabras brotan de mis úlceras, pequeños tajos en mis ojos derraman más vocablos y más me abro. El impulso ciego de destruirlas una por una. Una multitud hierve en mi cerebro -la estampida-.  Podría encontrar un millardo de palabras, y destruidas, cubrirían el universo conocido. Podría ser un monstruo, una aberración literata, una bestia que gimiendo enfermo, pulveriza el hueso en las teclas, estalla las plumas, mis dientes colapsa, los vasos llena de sangre en mi cerebro. Una luz despiadada me arranca el aliento, me somete, recuerdo, se detiene el trote brutal de mis dedos, los dedos de locomotora entre tinta y sangre. No es justo, no es justo el infinito, deben existir palabras, una por cada suspiro.

Instrucción.

Toma una hoja de papel,
toma una pluma negra
y vive entre ellas
odia el espacio que las separa
y brilla calmado
después de mezclarlas.

El ansia cruda
y la vida que va en eso.
Los días duran
lo que dure el beso.
Alegría pura,
estallar de huesos.

Sólo el moribundo
grita para el mundo,
Me confieso a las tapias,
ellas me juzgan fríamente.
no existe tinta suficiente
para escribir algo viviente.

corre contra el viento ¡Corre!
corre, hombre sediento ¡Corre!
y deja que se borre,
que a tu polvoriento nombre
Lluvia se lo cobre.

Ningún mártir, ningún héroe.

El chasquido 
el relámpago corta el cielo
el plomo furibundo 
atraviesa la carcasa. 

Las plumas se disparan
se detienen a planear en el aire
contemplando con horror. 

El amo del cielo cae 
frágil, patético, 
lentamente se precipita.
 
Cae en la pradera fresca 
que lo recibe indolente. 
Cae como si algo terrible 
conmoviera al viento.

el poeta, el alquimista.

Se transmuta tu pelo en mi consuelo
hago del suspiro un monstruo
se funden mis manos en tu rostro
se sublimas los roces en heridas
traduzco en tinta roja tu caricia
tu mirada se convierte en firmamento
seré tu voz labrada cuando muerto.

viernes, 19 de agosto de 2011

Discurso de algún humano.

La raquitis del ser me enferma.
Las cosas que me importan 
son póstumas o abstractas.
Las cosas buenas y las cosas malas 
sólo son cosas y las cosas pasan.
Mi vida es ésta, 
ulterior o pretérito no hay nada.
Ésto es lo único, 
éste es todo el tiempo que contengo,
es único,  infinito para mí.
Porque a su fin, no llego.
Llegué a la conciencia paulatinamente,
no hubo corte, no hay antes y después.
Ésto es lo único que tengo, 
el ahora, y es infinitamente dispensable.
La vida es horriblemente mínima, 
impotente.
Lo único que puedo codiciar
es significar algo para un otro, 
superior o permanente,
un otro imposible, 
que al final me arranca toda esperanza.
El mundo es todo lo que existe 
y soy, tal vez, lo más maravilloso, 
y soy ignorante, impotente y finito,
escoria apelmazada, 
estoy dando un espectáculo jamás dado 
y no hay público. 
Estoy solo.
Y me desespera, 
y soy magnífico, 
y no importa en absoluto 
y lo soporto.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Lo peor que pude.

No hay nada que explicar,
liza y llanamente me regodeo.
La cuidad nunca está a obscuras
aunque no veas qué le veo.

un día más
entre veredas y baldíos,
una noche de hastío,
llena de vacío,
harta de vicio.
El más total y completo
desperdicio

Cuando las aves canten
será ya muy tarde
cielo gris y claridad que arde
bruma de esta mañana
entrando por la ventana.

Y llega una vez más
para salvar el día.
El hombre invencible,
el hombre de vidrio.
El hombre inmortal
había enloquecido.

Parezco desconcertado.
Me siento desconocido
más que nunca quiero
arruinar algo divino.

domingo, 14 de agosto de 2011

Y vos.

Y vos, que me mirás,
desde el fondo de este salón
cargado de esta multitud anónima,
plomiza, ausente en definitiva.

Y vos, que me mirás, 
a mí, a mi nuca inmóvil,
a mí, el rocoso, el tiznado,
rodeado y solo, 
del otro lado.

Vos, que me mirás a mí, 
vos,
parpados pesados, 
brazos de loza, 
venas azules, vos, 
ojos de sombra.

Sí, vos, pelo de pluma, 
de pluma rota sobre el papel, 
de pluma rota entre mis dedos.

Y vos, 
que me estás mirando,
Y yo, 
imaginando.

sábado, 13 de agosto de 2011

Atmósfera.

Lo divertido de ver cómo la vida se va,
es saber que no va a ningún lado.
La vida son un par de latido aislados.
Acaban de notar que no significan nada,
y apenas mi psicosis los explica.
Son pedazos viejos de hierro,
cámaras y fotografías antiguas.
El traqueteo gris de mi maquina de escribir.
Son un resplandor antes del amanecer,
son destellos cuando cierro lo ojos.

Y el suicidio.

El último vuelo arrepentido se precipita.
Hermoso collage de encéfalo en la calzada.
Luminosas vendas del desahucio.
Bendito vómito, reguero de cápsulas.

El chasquido estalla el volcán feroz,
se bañan los azulejos bajo los rojos perplejos.
Acuden los buenos, sonríe el perverso,
Y un trapo viejo limpia la sangre del espejo.

Agujas al cráneo que cuelga sobre el nudo.
La nube roja mana de la herida sumergida.
El último aliento cansino, es un fino chillido, 
un suave gemido, un largo alarido.

viernes, 12 de agosto de 2011

Cubículo.

Motriz y pulsátil canto simétrico,
la continua torcedura, el disolvente adorno,
lo mágico derrama autocontrol a la humanidad,
pelea sin guiñar el consabido animal.

El vidrio redondo inviste un fetiche,
cuarenta dolores y un remiendo corrompido,
fonética querella, el duro cadalso,
la aniquilación incondicional del azul pudor.

Un sonido de alcurnia y despotismo genital,
maldito fracaso propincuo enterrado
con firmeza es bípedo el ignorante pontificio,
la granuja blenorragia por las noches cúbicas.

Un extranjero insepulto, un majestuoso feligrés,
el pañuelo dirige la sentencia tardía,
ese pictórico abono, tan siamés y turbio
es el cebo del Adonis sintético en trance.

(Un diccionario, un una pagina al azar, un dedo, repetir y anotar las palabras. Conjugar verbos, agregar nexos artículos y demás.)

jueves, 11 de agosto de 2011

No existen los poemas.

No existen los poetas.
No existen los colores.
No existen las ideas.
No existe la vida.
No existe el pasado.
No existe el alma.
No existen las palabras.
No existe lo magnífico.
No existe la magia.
No existen los artistas.
No existe el sol.
No existen los fantasmas.
No existe lo bello.
No existen las esferas.
No existe el tiempo.
No existen los amantes.
No existe la sombra.
No existen mis dedos.
No existen los dioses.
No existe la luz.
No existen tus manos.
No existe la razón.
No existen las rectas.
No existen las estrellas.
No existe el infinito.
No existe la obscuridad.
No existe lo feo.
No existe la verdad.
No existen los sabios.
No existen las canciones.
No existen los hombres.
No existe el viento.
No existen las montañas.
No existe el firmamento.
No existe el futuro.
No existe lo muerto.

martes, 9 de agosto de 2011

Autorretrato verborrágico Nº 527.

Hierve el café.
El gesto entusiasta de tus hombros me muerde.
La impaciencia devora el acrílico.
El alivio de una lluvia te adormece.
El ojo que todo lo ignora:
El detalle, un resplandor y una grieta.

Café apenas tibio
El retrato que especula viéndome con gesto vago.
El aroma mustio del lago.
La estoy viendo, la miro y la detesto.
Los dedos manchados de tinta.
Es la charla de la multitud,
es como un cantar ondulante.

Café borracho.
La pus sanguinolenta brota tibia.
Enormes ganas de mutilar seres divinos.
La naturaleza de lo inútil.
El deseo,
la textura de los dientes en el cuero.
La imperfección blanda y gris.
La ambigüedad tan larga y vasta.

Café frío,
un poco más de frío.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Soneto alguna vez.

Verte dormir en la palma de mi mano.
Tu tono pálido,
tenue y sutil,
tus relieves suaves,
sombras de añil.

Y marchita,
tu mirada perdida,
arde como la mía,
es cálida y sombría,
es lenta, febril.
Como las horas crepita el raíl.

Con el rostro abierto de par en par.
Debo aprender a dormir,
a morir,
alivio lluvioso de triste pasar.

El tedio iza velas,
me dejo llevar,
las velas apagadas
se explican sólo al naufragar.

martes, 2 de agosto de 2011

Problemas con el mundo.

Ella, que se cava una fosa
donde gotea
donde muere y goza.

Hunde sus rodillas
en agua lodosa,
con sus ojos en el cielo,
sus manos la sofocan.

Se va el calor,
no tengo más rosas,
te has vuelto gentío,
tú, sonrisa que sollozas.

Un otoño.

Una bomba
una bomba ya lanzada
que no estalló
una que falló
que duerme 
aquí en el parque
serca de aquél árbol
un álamo plateado.

Una bomba
que un otoño
entre áureos y rojizos
matará a una joven
fresca y culpable
en su último paseo.