martes, 29 de noviembre de 2011

El valor de las flores.

I. El deber.

De pronto un sol extranjero
hace cundir un sopor más que ajeno,
y una muchedumbre perpleja es arrasada.
Los dioses observan,
enormes estatuas que se elevan,
catacumbas de pesados párpados,
aberrantes cúmulos de fe ciega,
lineas rectas hacia el zenit
y suntuosos cantos lóbregos.

II. El deseo.

Se arrastra en esa noche tibia,
por la mugre de rincón en rincón,
se esconde con todos la lascivia,
la lujuria nos desquicia,
desprendiendo mocos y bramidos.
Hace presa de entregados
y víctima de rendidos,
qué furtiva omnipresencia
que incendia terciopelos y bultos
de roja incandescencia.

III. La paciencia.

Cuando la lluvia cae,
guarecen hasta los muertos,
los señores se miden con lunáticos,
verosímiles y fanáticos,
cuando la lluvia cae todos esperan
cuando llueve un todo especta
ninguno aventura, nadie atreve,
el mundo estará descalzo en una cueva
todo esto mientras llueve.

lunes, 28 de noviembre de 2011

Fogonazo.

Ideas fugaces
dudo de su recuerdo
como una tos
en medio de la noche
en el apartamento contiguo

imágenes vanas y pobres conceptos
vahos, sombras veloces
que no alcanzan a marcar.

Un viento tibio
difuso, esmerilado, un vapor
que no mueven las hojas.

Niños flacos y mugrientos
que nadie debe mirar
sacudidos por el viento.

Una explosión a lo lejos
descartada
tras una inútil mirada.

Las pesadillas esquizoides
de un pobre viejo solo
casi muerto, imperceptible
que no se interroga,

Sonidos que no exigen
y sin luz no hay ojos
pero sin palpitante pulpa doliente
sin callosas manos
sin cuerpo abultado
y crepitante que subsista,
aún existe universo
aunque dudes de sus fines
y aunque en tu propio juego
cuestiones su razón de ser

como la muerte súbita
se suscitan el mundo
más allá de los libros
desde siempre
un entonces muy antiguo
mientras el tiempo.

viernes, 25 de noviembre de 2011

Antropomorfo.


Los
Ojos
Lo ven
Todo
Y
Sospechan siempre de
Las        manos ajenas        que
Hoy      tanto como ayer      son
Las      carnes enemigas.      En
Las           que confías         aún
Más     que en las propias    y en
la           propia vileza           que
No        asombra jamás        sino
A quién destripa
Sino a quién lanza
Largos          gritos
A su          verdugo
Que          indolente
Jamás       responde
Nunca            libera
Sino al        cadáver
De la           víctima
Ya inmune.   Helado.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

A William Seward Burroughs II.

Caravanas de pacientes psiquiátricos. El desfile anual de maníacos. La población se agolpa tras las mamparas para ver sus ojos farmacológica e hipnóticamente vacíos. Las babas caen de ambos lados de la mampara. El rumor sólo cunde entre los ciudadanos honestos. Con el paso del días los comprimidos se extinguen, y con ellos la calma. -Por fin, putas grajeas concentradas, a esto venía.- La multitud viva al muchacho irreverente que lo dice desde lo alto de un puesto de vigilancia mientras algunos dementes se desnudan y otros se comen a un guardia del frenopático. Otros corren gritando -Allá, mi señor, llévalos contigo, Pedid y se os dará, herejes, putas, mendigos, aniquilen a los ciegos, acérquenlos a la gracia del señor, sepultenlos con las entrañas llenas de tierra y tal vez no ardan en el infierno mientras los sodomiza su propia abuela.- corre y un bastón de policía le rompe la mandíbula, cae y otro desquiciado mete la mano en su boca sangrante llena de huesos en lugares incorrectos, tira con todas sus fuerzas hasta arrancarle la lengua, entonces grita mientras se quita la ropa para untarse la sangre: - ¡Que las palabras del señor broten de mi piel!- entonces cae fulminado de la excitación. Otro se arrastra por el suelo metiéndose al culo todo lo que allí encuentra. Un hombre recio, detrás de la mampara, reprueba tal espectáculo (éste espectáculo se organiza cada año, cuestiones de economía: sobran locos, falta distracción para los ciudadanos activos y productivos para la comunidad). Una panda de locos intenta saltar la barda pero el que se encuentra al extremo de la escalera estalla y riega tripas por todo el cielo. Los otros se tienden en el suelo a esperar la roja bendición mientras la población sana comienza a arrojarles enormes rocas desde los balcones. La sangre llueve primero, las rocas después: un enorme trozo de mármol aplasta la cabeza esquizoide y un ojo vuela muy lejos. Un reumatólogo desde su ventana avienta fémures -Calmen a las bestias- grita con ojos inyectados, tropieza y cae entre los enfermos que comienzan a lamerlo, muere después de horas por los golpes que le dan los espasmos ajenos. Los enfermos atrapan a las enfermeras más bonitas y las fornicas mientras otros sujetan a las más viejas detrás de ellos y mueren por los golpes de retroceso de los culos que se menean entrando y saliendo de las bellas jovencitas, la retaguardia del sexo siempre es violenta. Entonces: Los alto parlantes dicen con voz grave, autoritaria y solemne: -Saluden al flameante presidente (Los mescalíes tienen por costumbre rociar con gasolina e incendiar las ropas del presidente para obligarlo a desnudarse). Entonces el presidente aparece en el escenario al final de la avenida, ata a la puta de turno a un poste (elegida por concurso, no olviden participar), se dirige al estrado, carraspea y dicta: - Ciudadanos, Pederastas, Maricas, Obreros, Putas de alta y baja clase, Drogadictos... ¡COMPATRIOTAS, HERMANOS! ¡OS ORDENO MARTILLAD! ¡MARTILLAD! ¡MARTILLAD!
El público enloquece, ellas se empapan, ellos eyaculan enviando esperma de un lado a otro de la avenida. El ejercito reparte armas blancas y garrotes entre el la población sana, los dementes derriban las mamparas... Se desata una verdadera trifulca, un neurasténico es molido a palos por un grupo de abogados importantes que lo reduce a un montón de puré de color roza ectoplásmico, una niña se come a mordiscones a un maníaco mientras su madre aplaude. Un grupo de psicópatas arrojan a todo el gabinete al mar, uno por uno, atándolos a catatónicos. Los esquizofrénicos (de todos colores) estallan hiriendo a gran número de pujantes. Los violadores son brutalmente sodomizados por ancianas realmente adorables.
PRESIDENTE- Comandante, suelten el espermicida, esta batalla campal ha ido muy lejos.
COMANDANTE (al radio de los aeroplanos)- ¡TORA-TORA-TORA!.
Los aeroplanos sueltan un polvo blanco sobre los ciudadanos en pleno pugilato. El espermicida se posa delicadamente como las blancas nalgas de la muerte sobre tu cara impidiéndote respirar hasta que dejas de moverte, entonces se retira con gracia. Nadie ha sobrevivido, ni señores, ni lunáticos, otro día amenace con un aire gris cadavérico, los rayos del sol entibian los montículos de carne inerte atravesando el polvo blanco espermicida que aún se suspende en el aire. 
Y tras todo esto el mundo sigue girando.

martes, 15 de noviembre de 2011

irrelevante

Es irrelevante,
simplemente vano.
No importa cuanto digas
cuanto hagan tus manos.
no importa tu dicción
ni lo que hagas con los dedos de tus pies
ni cuán lejos puedas caminar de cabeza
ni el diámetro de tu sonrisa
ni las píldoras
ni las profusas críticas a tu moral
ni tu contenido estomacal
ni cuanto escribas
no importan tus teorías
ni cuanto las repitas.
Es absolutamente irrelevante
¿qué importa pasear?
¿por qué no postrarse?
¿qué importa Dios?
¿qué importa el seno tibio del amor?
¿qué importa ser malo?
¿qué importa ser peor?
no importa quién seas
no importa si respiras
el cosmos te desprecia
te apuñala la desidia
estamos perdidos
condenados a la vida.

Cuadro.

Cretinismo espiritual
Trisomía pictórica
Blenorragia narrativa
Esclerosis emocional
Autismo musical
Cáncer reflexivo
Alzheimer discursivo
Mutismo onírico
Hipocondría intelectual
Esquizofrenia lírica.

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Declaraciones.

¿ha usted jurado
alguna vez,
entre el sopor,
que la noche
no es tiniebla
ni estupor?

¿Y ha usted
podido mentir
a la dama helada,
que no tiene voz,
cuando bebe 
su sudor?

Precipicia.

Oh tú
micción etérea
sinfonía de cascabeles
que obras de infección

oh tú
desecho celestial
especie de divina eyaculación
me afanas, lluvia
me embriagas de lascivia.

Se desborda el sumidero.

Tener todas las respuestas que no tienen pregunta, la cabeza cual manzana colgando del árbol. Caminar en círculos, mejor en espiral como dolor de testículos. Las personas más valientes evitan respirar, porque las más cobardes podrían escuchar y arrancarles el cráneo, usurparlo, como cangrejos ermitaños. Esto es sonreír hasta morderse las orejas. Es la sensación frente a la muerta amarilla, es un alivio, un regocijo, su muerte. Y esperaba más ruido, aunque no hubiera nueces. Como esperabas más semen aunque no hubiera niños. ¿Para qué disfrazarse de llama infernal si en el incendio todos mueren dormidos? Abordo, alguien hizo una broma y todos vomitaron, -¡A la carghaaaaa!- estalló un chorro de caldo digestivo, de un momento a otro la fiesta se fue por el puto caño, y para no volver. -Que les den- grito el dueño de casa, pero los omóplatos no cesaron de moverse y las arcadas no callaron. Las ensaladas de ayer platinaron, regadas por el suelo, el reflejo de la luna en la que nos embarcamos, todos ebrios, en la travesía de morir de angustia fingida. Mienten todos los manuscritos, las manos mienten. Los dedos, infinitos, hurgan narices y arrancan, nada tímidos, a la puta sus vestidos. Todos los dioses odian, no pueden llamar al oficial sin escupir sus maldiciones. Porque los culos cagan, sé que nada es perfecto. Las señoras que caminan por la calle también tienen órganos sexuales, aunque no quieras pensarlo, y aunque por eso te sientas depravado, enfermo, las imágenes hostigan tu imaginación furtiva... y las hermosas jovenzuelas serán madres, y un bebé enorme saldrá por su rosada, suave, fresca, tibia, húmeda y tersa vagina; y aunque muy luego de tu turno, el muy cerdo la desgarra, y el doctor: -¡bisturí!... sólo cortaremos dos centímetros-. Un joven estudiante excitado se sentirá enfermo, vomitará, pero en la noche vomitara esperma su cíclope. Tu rostro de mujer se estremeció, lo conozco. No me engañas, tus dedos huelen a intestino grueso, y no al tuyo, -rómpeme el culo, querida- le escuchaste decir al hombre de tu vida. Los culos: Oh, que síntoma de vida su trinar, que buen rasgo su espesor, su curvada faz. Ah, los culos, de cuántos colores, ¡y los sabores!, culos robustos, culos tristes: encantadores. Tras los culos corren, tras los culos mueren, para culos viven, y los culos duelen.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Si la noche es café.

Si la noche es café,
tal vez con estrellas de azúcar.

Y tal vez las noches de verano tienen licor
Y el atardecer es tal vez vino rosado
Pero la noche es café.

Café negro, muy tostado, 
italiano, torrado y concentrado.

Con alguna nube de espuma.

Y si las noches de invierno
son café frío sobre la mesa de ayer.

Si la noche es café...
¿El día qué es?

viernes, 4 de noviembre de 2011

Sit tibi terra levis.

Vivo en el instante clave
en el detalle adverso
en ese esbozo a descifrar
la mínima diferencia de presión
entre un paso firme
y el paso pesado de cansancio.

Esperan la muerte en la muerte
los gusanos allá
y estamos exánimes hoy
ahora fríos, ya quietos.

El infierno está más acá
y no es tan ruidoso y caliente
no es tan vistoso
es una mirada plana
es un susurro invisible
que no avisa de sus llamas.

El infierno es desamparo
es fulgor helado
como Amor es nausea inversa,
deseo de ingerir el cielo.

Hay todo un mundo afuera,
infinitos al interior.
Lo que importa es cómo se muera,
morir más y mejor.