desde el fondo de este salón
cargado de esta multitud anónima,
plomiza, ausente en definitiva.
Y vos, que me mirás,
a mí, a mi nuca inmóvil,
a mí, el rocoso, el tiznado,
rodeado y solo,
del otro lado.
Vos, que me mirás a mí,
vos,
parpados pesados,
brazos de loza,
venas azules, vos,
ojos de sombra.
Sí, vos, pelo de pluma,
de pluma rota sobre el papel,
de pluma rota entre mis dedos.
Y vos,
que me estás mirando,
Y yo,
imaginando.
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