Las ciudades de arena roja
piden a gritos tus entrañas
reclaman tus fluidos oculares
el horror seco de tus huesos
***
***
vahos de carne evaporada por las balas
balidos de cabra faenada
el penetrante olor a muchedumbre
fruta del mercado y podredumbre
a especias y sangre polvorienta
los gritos, el tumulto, las túnicas
las excreciones del callejón
las excreciones del callejón
los camellos, el hervor
Ellos empuñando leche negra
mientras aquellos la queman
***
durante los días la parca desdentada
pobre, desnutrida parca
reclama una pieza de carne muerta
se abre la puerta de madera grasienta
gime corrompida ante el podrido manjar
arena y coágulos
inmundicias diminutas en un basto mar
inmundicias diminutas en un basto mar
pero en la noche helada
la dama gana
desfila entre el barro erigido
ponzoña reptil que desliza
de a uno los cuerpos lentos
succiona dulce licor sin aliento
calor que se fue de la carne apagada
perdida en la arena, hierba segada
***
***
amplios horizontes de adenios
que se repliegan a cada uno de tus pasos
que vibran a la caída de cada una de tus gotas
desiertos rojos al ocaso más lento
llega la oscuridad en ruido blanco
susurro amenazador de la arena
no hay figuras en que posarse
pupilas titilando en la tajante brisa helada
dedos desesperando la madrugada
***
Las plumas negras
riegan los contornos
las rocas desnudas
hielo entre tus huesos
delicadas protuberancias
las venas calcificadas
los nervios chamuscados
diez mil horizontes áridos
en tus ojos ramificados.
que se repliegan a cada uno de tus pasos
que vibran a la caída de cada una de tus gotas
desiertos rojos al ocaso más lento
llega la oscuridad en ruido blanco
susurro amenazador de la arena
no hay figuras en que posarse
pupilas titilando en la tajante brisa helada
dedos desesperando la madrugada
***
Las plumas negras
riegan los contornos
las rocas desnudas
hielo entre tus huesos
delicadas protuberancias
las venas calcificadas
los nervios chamuscados
diez mil horizontes áridos
en tus ojos ramificados.
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