miércoles, 6 de julio de 2011

Sobre el hombre y alguna realidad.

Un mundo inmenso de cochambre,
de pobres grises desahuciados,
un mundo repleto de sombras muertas.

Es tu lugar,
un lugar con olor a carencia,
un aroma a desilusión,
la fetidez que desprende el hueco obscuro
al que conduce tu boca,
en el que no se mueve el aire,
tu laringe emite chillidos constantemente,
tus dolores físicos,
tu diarrea discursiva
y tu inconclusa noción de tu propio ano.

Tu piel grasienta de ignorancia,
manchada de deseo reprimido,
salpicada a veces de salvajismo pulido,
los tiempo cambian te repite la pantalla,
modernidad, enhorabuena,
los tiempos cambian,
los animales no.

Animal,
asume tu miseria, animal.
Animal, come las carnes de los inválidos,
corre gritando cuando suene el trueno,
animal místico, estúpido,
perfeccionista imbécil.

Tú, trozo de carne incomprensible,
complejo como una gota de agua.
Grita a los vientos tu impotencia,
grita que los verdaderos gigantes no escuchan.

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