sábado, 23 de julio de 2011

La puerta.

Le aterró la puerta,
la halló cicatrizada,
el ojo abierto
reclamando su llave.

Le turbó el acaso,
el tal ves, le amputo el valor,
la llave del mundo posible,
en su mano insidiosa,
le cercenó el ímpetu.

Un torso cabizbajo
devorado por la bruma.
Cuentagotas percutiendo
uno tras otro los segundos.

Le aterró la puerta,
la halló cicatrizada,
el ojo abierto 
su faz, 
su mirada.

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