viernes, 15 de abril de 2011

Lorraine Y yo

Hagamos agujeros alados, cuidando no seguir la estela de sus aleteos, sin ambición de lograr soñar lo insoñable ni desplumar jamás algún llanto erizado entre tanta necedad, bruma monócroma que ciega nuestra insulsa existencia. Las manos que no ven la suavidad en los terrenos cándidos completan el espiral de los ojos que no van a ningún lado, despojados cascarones y hoscos nubarrones.

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