Nada más, no hay nada
nada más que el sol entrando por la ventana
nada más que hacer esta mañana
un sonido molesto
un par de cosas raras
las marcas de la madera vieja
el sonido de tus pasos por el pasillo
la sombra en los pliegues de una sabana
arrugada en el centro de la cama
un techo blanco sobre tu cabeza
días mirados por la ventana
una lenta melodía silbada
nada más de monstruos ni hadas
nada de tristes tonadas
no más patadas a tu pobre espalda
nada más que tus cosas desarmadas
solo con tu pared
y una espada desafilada.
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