miércoles, 28 de mayo de 2014

Las verdades fácticas son transitivas.

Comerse la droga y cagar niñas con tetas,
tirarlas al suelo, patearles la ingle.
Apoyar la barriga en la mesa fría,
manchas pegajosas de mugre en las manos,
pisar mierda y no saludar a los vecinos.
Putear, meter la mano espesa
-más adentro, y más fuerte-
que no duele, que debería.

Comerse las paredes
surgir a una pradera mansa y parda,
mansa como los hombres que duermen sobre ella,
como las putas que envejecen solas,
como los salvajes muertos.

Caer a la caverna,
más dolor que la última vez,
ahora surten mal efecto las patadas,
las rodillas contra el suelo más frío -durísimo-
las costillas golpeadas tiempo atrás.

No importa, ayer dolerá.
Escupir y meter la pija.
Delirar calientes las manos que aprietan la cara,
parten los dientes,
que arrancan la poca barba, los párpados.
Se comen despacio las cosas feas que guardo,
todas.
Se van el día que me habían avisado.

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