lunes, 24 de febrero de 2014

Océano marrón.

Caminan, se desplazan
son impulsados por la pereza
se emborrachan y se masturban a las 8 de la mañana
la cocaína, y no pueden dormir
ellos, allá, con las manchas en las nalgas
y yo que preparo los cuchillos
que deseo el aroma y el fuego
comiendo lo mismo, siempre
lamiendo todavía los rincones de la caja
atesorando la mugre
malgastando una pobreza abundante y obesa
olfateando con cuidado
viendo de a ratos una porno que paridia el pesebre
comiendo con las manos
chupando una pija, qué sorpresa
siempre desoyendo mis buenas intuiciones
siempre apuñalando a las putas de mala manera
nunca soy yo el que debería estar disparando a la multitud
siempre es un mal día para querer cosas horribles
tengo dos omóplatos inútiles
la esperanza es una palabra cómica
una palabra con olor a la diarrea negra
esa que me da cuando me alimento sólo de café por 4 días
y ellos allá, gritando, los escucho toda la noche
son imbéciles
fantaseo todo el tiempo con asesinarlos
con violarlos
con comérmelos
me cagan a trompadas las ganas de cortarles las manos
las ganas de cagarles en el pecho
y me calmo, o me distraigo
nací a los 8 meses de gestación
gritando muy fuerte
sólo porque algún estúpido fue demasiado entusiasta
supongo que no tuve
la mejor vida intrauterina.

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