sábado, 13 de octubre de 2012

Sonido.

Arrancan vinagre al olimpo
los gritos palindrómicos
y la cromática horca de los niños alegres.

Qué vergüenza la comedia
y que angustia el ostracismo,
qué costra y repelús el hombre de bien.

Cómo aprietan los dedos sin uñas
objetan las manchas, sucumben proféticas
se arrojan a la guerra las doncellas.

Los ojos esféricos se configuran terribles
en los huecos negrísimos en medio
del rostro atacado del horror.

Los dientes rojos que asoman
son el hambre que se alza gregaria
bestia de las caricias otras
oponente infinita del sujeto
succión indisciplinada del mundo.

El muerto: las rodillas rotas de ocaso
curvado el lomo tendido blanco
boca abajo en tierra húmeda, fértil
la cabeza desesperada en el poso
grita insostenible (a punto de romper)
por poco derramado en el grito
(quebrándose): ¡¿Están vivos ahí afuera?!

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