miércoles, 8 de diciembre de 2010

Sonríe el hombre triste

Lóbrego gime
el hombre triste
pesado camina
y no se dirige

no se desanima
tampoco se aflige
la vida lastima
al hombre triste

él sigue y mastica
sus dientes grises
huye risueño
el último sueño
que acuñó
frunciendo su ceño

un tenue palacio
para el hombre triste
colmado de aves
y fuentes de alpiste

colores brillantes
y grandes atriles
y muros diáfanos
y almohadas
y besos volando
y NO cicatrices

y excelsas musas
sin raras excusas
de hermoso gesto
y NO rasgo funesto
de largos cabellos
y natural maraña

y enormes cuadros
que le sonrían a uno
y flores que brillen
y NO más humo

y gentes que corran
y niños morenos
y niñas que sonría
tengan o no tengan 
sus lindos hoyuelos

SIN majestuosas estatuas
de amos ajenos
SIN horrorosos Dioses
todo poseedores

el anhelante viajero
que no se dirige

¡aquél!

el hombre triste
sonríe y persiste
el hombre triste.

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